Métodos de ignifugación
Por ignifugación se conoce el procedimiento industrial aplicado a un material que permite que este mejore su respuesta frente a un incendio. Así se disminuye la inflamabilidad del componente y la rapidez de propagación de las llamas en caso de que haya fuego. Esta técnica no afecta la combustibilidad; es decir, nunca permitirá que el objeto se transforme en refractario.
Medidas para minimizar el impacto de los incendios se cree que se aplican desde tiempos tan antiguos como el primer siglo de la era cristiana, cuando la ciudad de Roma se quemó casi totalmente.
La normativa actual regula, por razones de seguridad, las condiciones de “comportamiento” ante el fuego exigidas a los materiales de construcción, decoración y mobiliario. Especialmente en locales públicos que prestan servicios de hospedería, espectáculos y actividades de entretenimiento; como cines, teatros y estadios deportivos.
Los productos ignífugos aplicados sobre estructuras, cerramientos (ventanas, puertas y tabiques) y textiles (cortinas, telones, tapizados y alfombras) aumentan el tiempo disponible para evacuar las personas de modo relativamente seguro y permitir la llegada de los bomberos al lugar.
Las técnicas de ignifugación más conocidas actualmente son:
- Transformación molecular: es una tecnología reservada al proceso de elaboración de plásticos y fibras sintéticas.
- Adición de inhibidores en la fabricación de textiles mediante impregnación. Son elementos que tienen la capacidad de absorber el retardador en forma líquida, usualmente disuelto en agua. Las fibras naturales resultan menos combustibles y más absorbentes que las sintéticas.
- Uso de recubrimientos: generalmente se trata de pinturas especiales que se extienden sobre madera y acero terminados, inclusive después de colocarse en su destino final.
Para concluir, el material ignífugo origina pocos gases inflamables y mayor residuo sólido (coque). Al descomponerse, absorbe el calor, permitiendo que la temperatura alrededor, temporalmente se mantenga y reduciendo la posibilidad de que haya combustión sin llama o incandescencia.